El mantra Mantra Om Namah Shivaya
El mantra om namaḥ śivāya escrito en silabario devánagari.
El Mantra OM NAMAH SHIVAYA es un mantra de evocación a Shiva. La traducción literal del mantra sería “Yo Saludo al Señor Shiva”. Shiva es, según la tradición hindú, el segundo aspecto de la trinidad. Posee varios epítetos (atributos), siendo los más conocidos “transformador, el de dulce fulgor, el de los tres ojos” (tryambake)… Sin embargo, la palabra Shiva es literalmente “El Benevolente”. Shiva es la Conciencia Pura, el fundamento original del Ser. En yoga y en las corrientes védicas se le llama Brahmán. Brahmán y Shiva representan el mismo principio: El Todo, el Absoluto, el Fundamento Original del Ser.
Siendo así, Shiva es normalmente retratado en postura yoghi, con rostro sereno, plácido y siempre en paz. Siendo EL TODO, nada está fuera de él y, por lo tanto, él es siempre el mismo, igual en todas las circunstancias. Pero la mayoría de la gente relaciona a Shiva con el movimiento, pues está asociado a la transformación, al cambio. Y tal como acabamos de ver, él es pura quietud, visto que SIEMPRE ES EL MISMO. Si es así, ¿por qué asociarle con la transformación, o incluso con la destrucción? Parece que hay aquí una paradoja, ¿no es cierto?
Pero esto es sólo aparente. Siendo Shiva la Conciencia Pura, el Fundamento del Ser, cuando es evocado o “sintonizado”, tiende a iniciar el “movimiento de ajuste de foco” en nosotros mismos. Así, la “energía” de Shiva tiene la propiedad de mostrarnos la Realidad Última, o sea, nuestra propia naturaleza esencial. Shiva es el destructor… ¡de las ilusiones!
Cuando esto ocurre, las dualidades de la realidad aparente en que vivimos tienden a “chocar entre sí”, causando una sensación aparente de desorden o cambio. En verdad, los cambios o “virajes de cabeza” que la energía de Shiva provoca no son más que un “tirón hacia la Realidad”. Y cuando digo realidad, no hablo de la realidad ordinaria, del día-a-día. Hablo de la Realidad de la Conciencia como siendo una y todo. Hablo de un tirón o flujo de energía que se crea en el sentido de “poner en movimiento las dualidades en nuestra cara” y hacer que surja la posibilidad de percibir lo REAL, lo esencial de todo y en todo.
Como nuestra realidad aparente está fundamentada en el ego y en la mente y sus mecanismos, en las carencias emocionales, cuando “llamamos” a la Conciencia/Realidad (Shiva), todo parece “temblar”, desestabilizarse. Pero, en verdad, lo que ocurre es que iniciamos la búsqueda de la quietud o, como dice Patanjali en su Yoga Sutra, “percibirnos en nuestra real naturaleza”. Obviamente, nuestra real naturaleza entra en conflicto con esa realidad aparente. Por todo cuanto se ha explicado, es fácil comprender el porqué de asociar a Shiva con la transformación.
Pero siempre es válido recordar: ¡Shiva no hace nada! Él es siempre el mismo, quieto, perenne y siempre benevolente. Quien se mueve, quien “tiembla”, es lo que llamamos MENTE que, en las tradiciones del yoga, de la vedanta y del tantra, está compuesta por el Ego, Buddhi (mente sutil), Chitta (memorias) y Manas (mente densa).
Para concluir: El mantra Om namah Shivaya es algo así como un llamamiento a la realidad: OM es el principio de la universalidad, del venir a ser, o sea, es un gatillo. NAMAH es saludo, felicito. SHIVAYA es Conciencia, Fundamento del Ser. OM NAMAH SHIVAYA es como un grito de “¡YO QUIERO VER/VIVIR LA REALIDAD!!!”
Swami Muktananda explicaba:
“Este es el gran Mantra liberador. Significa: “Me inclino ante Shiva.” Shiva no es hindú, ni musulmán, ni budista, ni cristiano. Él es tu propio ser. Es el ser de todos. Shiva es la suprema felicidad. Shiva es el amor ilimitado. Shiva es todopoderoso. Repite siempre el nombre de Shiva.”